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Académico UMCE dicta curso sobre usos sociales de la fotografía y crítica historiográfica para estudiantes de Doctorado en Historia UdeC


Académico UMCE dicta curso sobre usos sociales de la fotografía y crítica historiográfica para estudiantes de Doctorado en Historia UdeC

Dr. Tomás Cornejo Cancino, académico de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE), fue invitado por el Doctorado en Historia UdeC para impartir un seminario sobre la imagen fotográfica en la investigación histórica.

Entre el 10 y el 14 de noviembre, el Programa de Doctorado en Historia de la Universidad de Concepción acogió al Dr. Tomás Cornejo Cancino, académico de la Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación y Doctor en Historia por El Colegio de México. Su presencia no pasó inadvertida: durante una semana, el aula del doctorado se convirtió en un laboratorio intelectual donde la fotografía fue tratada no como ilustración, sino como un problema histórico en sí mismo.

Cornejo, especialista en Historia Cultural, Historia de América Latina y Cine e Historia, propuso un recorrido que llevó al estudiantado desde las primeras imágenes del siglo XIX hasta las prácticas institucionales, familiares y cotidianas del siglo XX. Su curso, exigente y estimulante, abrió un espacio poco frecuentado en la historiografía: aquel donde las imágenes son interrogadas como artefactos sociales, como documentos y como gestos culturales.

La Dra. Noelia Carrasco, directora del Programa, subrayó la importancia de esta visita: “Fue una oportunidad muy valiosa para el desarrollo académico del estudiantado y del propio Doctorado. La presencia del Dr. Cornejo amplió nuestro horizonte de investigación y reafirmó la orientación interdisciplinaria del programa. Nos alegra haber concretado esta instancia”. 

Académico UMCE dicta curso sobre usos sociales de la fotografía y crítica historiográfica para estudiantes de Doctorado en Historia UdeC-2

Una conversación necesaria

Al concluir el seminario, el Dr. Cornejo accedió a conversar con nosotros. Lo que siguió no fue una entrevista convencional, sino una reflexión abierta sobre las posibilidades y las tensiones que emergen cuando la historiografía decide mirar con atención la imagen fotográfica.

  1. ¿Cuáles fueron los fundamentos del curso que dictó en el Doctorado?

“El curso sobre los usos sociales de la fotografía en Chile y América Latina surge de la constatación, desde hace algún tiempo, de que en la práctica historiográfica no solemos acercarnos a las imágenes: ni para estudiarlas como hechos sociales ni para integrarlas en nuestro repertorio de fuentes o documentos que nos permitan producir más conocimiento histórico sobre el pasado. Desde ese punto de vista, el curso posee una doble finalidad. Por un lado, se trata de dar cuenta de un tipo particular de imagen técnica, la fotografía, examinando su desarrollo desde la década de 1830, las distintas utilizaciones que se le ha dado y el origen del discurso y del lenguaje en el que primero se inscribió, que fue el de la ciencia. Por otro lado, se busca comprender la fotografía como parte de las artes y, al mismo tiempo, analizar sus usos institucionales: por ejemplo, la fotografía de control social, la fotografía jurídica y policial, así como su empleo para registrar el desarrollo económico o incluso el devenir arquitectónico en distintos lugares de nuestro continente”.

“Desde esa perspectiva, lo que hacemos es interrogar, a partir de la bibliografía desarrollada en torno a este tema, cuáles han sido esos usos diversos, llegando a un punto de especial interés: la apropiación de esta tecnología. Sabemos que la fotografía fue creada en el siglo XIX europeo, pero muy rápidamente se masificó en distintas regiones del globo. Esto plantea preguntas sobre su utilización y, sobre todo, sobre su recepción situada en distintos momentos históricos y en diferentes sociedades. Incluso desde el punto de vista de la fotografía familiar, la imagen cotidiana a la que estamos más acostumbrados, se abre un campo fecundo de análisis. Durante todo el siglo XX y quizá durante la primera década del siglo XXI, el álbum fotográfico fue un objeto profundamente cotidiano, pero también revelador de prácticas, sensibilidades y modos de memoria social.

 

  1. ¿Qué corrientes disciplinares nutren este enfoque sobre la imagen técnica?

“Los fundamentos del curso se encuentran, por un lado, en la propia historia, particularmente en la historia cultural, y, por otro, en los estudios visuales, un campo eminentemente interdisciplinario. Esto nos obliga, casi por necesidad, a aproximarnos a otras áreas del saber, como la antropología visual, donde se han desarrollado investigaciones de gran interés. Allí se aborda, por ejemplo, el uso de la fotografía durante el siglo XIX y el tránsito al siglo XX, especialmente la llamada fotografía etnográfica o antropológica, que en su momento buscó retratar a los pueblos originarios con una pretensión de veracidad y objetividad, considerándolos entonces como grupos alejados tanto en el tiempo como en el espacio”.

“Desde ese punto de vista, lo que hacemos en el curso es cuestionar el estatuto de la fotografía como tecnología que supuestamente registra la realidad de manera objetiva y con mínima intervención humana. Sin embargo, sabemos, y vamos constatando, que detrás de cada fotografía existe una construcción que depende del uso mismo de la tecnología, y que además inscribe cada imagen con una finalidad específica. A ello se suma que estas fotografías pueden recibir usos diversos según los contextos en que circulan y los lugares donde son interpretadas”.

  1. ¿Cómo evalúa la disponibilidad y el uso de archivos fotográficos en Chile?

“Por otra parte, el curso pone especial énfasis en conocer y familiarizarse con los distintos archivos fotográficos o colecciones disponibles para la consulta de imágenes. La idea es evaluar, por un lado, la disponibilidad de ese material y, por otro, las posibilidades de incorporarlo como fuente o como documento en investigaciones de diversa naturaleza. Desde esa perspectiva, lo que hemos observado es que en nuestro país no existen tantos archivos fotográficos de acceso público y de conocimiento masivo, lo que quizás desalienta el acercamiento desde la historiografía a este tipo de imágenes”.

“Sin embargo, también es cierto que en los últimos años ha aumentado la profesionalización de diversas instituciones -archivos, bibliotecas y museos- que disponen de este tipo de materiales. Al mismo tiempo, se han producido avances significativos tanto en la catalogación como en la puesta a disposición pública de estas colecciones”.

“Desde ese punto de vista, la invitación es justamente a acercarnos a conocer mejor estos materiales y a retomar algo que siempre debiéramos hacer en el oficio de la historia: una buena crítica de fuentes, que permita integrar las imágenes de manera más precisa y no solo como ilustraciones dentro de nuestra producción de conocimiento, que sigue siendo predominantemente escrita. Además, los documentos a los que seguimos recurriendo tienden a ser muy cercanos a lo textual. Así, se configura una paradoja: vivimos en una sociedad profundamente visual, que conoce, comprende e incluso usa constantemente las imágenes, pero, sin embargo, en nuestro oficio y en nuestro gremio no nos acercamos a ellas con la misma intensidad”.

En síntesis, la visita del Dr. Cornejo no solo dejó conceptos, referencias y herramientas. Dejó, sobre todo, una inquietud: ¿cómo mirar lo que hemos aprendido a no ver? ¿Cómo incorporar las imágenes, sus silencios, sus gestos, sus artificios, en la escritura de la historia?

Su seminario fue una invitación a ampliar el oficio, a desplazar la mirada y a recuperar la potencia documental de aquello que, por cotidiano, tantas veces pasa desapercibido. Una invitación, también, a seguir construyendo un doctorado atento a los cruces disciplinarios y a las preguntas que la investigación contemporánea exige.

 

Comunicaciones, Departamento de Historia UdeC

 


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