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Mateo Palma: El exitoso regreso a los escenarios de un académico UdeC


 

La ópera ya se ha hecho habitual en nuestra ciudad, con una o dos producciones anuales impulsadas por la Corporación Cultural Universidad de Concepción, donde se aúnan esfuerzos de profesionales locales, nacionales y extranjeros. Una excelente oportunidad para resaltar, justamente, los valores locales.

 

 

De estas iniciativas, la más reciente fue La Flauta Mágica, del compositor austriaco W. A. Mozart, realizada el recién pasado mes de agosto, montaje que significó una vuelta a las tablas para el bajo Mateo Palma, cantante lírico, director de coros y académico del Departamento de Música de la Universidad de Concepción.

Su alejamiento de la ópera en ningún caso es sinónimo de silencio para su carrera musical. En su faceta de director coral se ha mantenido en actividad permanente. Asimismo en otras participaciones como solista para obras de cámara y sinfónico corales. Sin embargo, pasaron trece años desde que, en 2002, participara en una producción como la actual. En aquel entonces fue, justamente, una versión de la Flauta Mágica producida en conjunto con el Teatro Municipal de Santiago y presentada en Santiago, Concepción y Temuco.

A lo largo de su carrera como cantante profesional, iniciada a unos jóvenes 18 años, Mateo Palma se ha desempeñado en múltiples roles escénicos, en Concepción y Santiago, participando en producciones como Simón Boccanegra (Verdi), Don Carlo (Verdi) y Don Giovanni (Mozart). Pero Sarastro, el sabio sacerdote de la luz, es su rol más característicos. «Es un desafío encarnar al personaje con todo el peso de la experiencia, después de haberlo performado en tres ocasiones anteriores (años 1994, 1997 y 2002), y al mismo tiempo hacer una propuesta novedosa que se adaptara a la versión actual», nos señala.

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Gonzalo Cuadra y Germán Droghetti, reggisseur y diseñador para esta Flauta Mágica, buscaron plasmar una enfoque moderno de la obra, acercándola a un público actual al intervenir los diálogos hablados, pero manteniendo vigentes sus contenidos y sin traicionar la música de Mozart. Por supuesto, esto conllevaba un desafío para los cantantes. «Hubo que reaprender algunos textos y reflexionar mucho para dar credibilidad a los personajes asimilando todos los cambios», nos comenta Mateo Palma.

Cuando preguntamos sobre lo más valioso de esta reciente empresa, nos confiesa que «es en sí mismo gratificante el hecho de volver al escenario, tan necesario para un músico, pero especialmente a la ópera, que es para mí algo especialmente importante. En esta ocasión no se llamó directamente al elenco, sino que se convocó a concurso por audiciones. Con la docencia de por medio es difícil tomar la decisión de embarcarse en algo así. Pero me entusiasmé, audicioné… y gané».

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Destaca además el factor humano presente en la ópera. «El equipo de trabajo se termina convirtiendo en una pequeña familia, donde muchas veces los problemas se enfrentan y resuelven entre todos. Y es muy positivo además reencontrarte con tus colegas, o ver exalumnos de la Universidad que ahora han despegado como cantantes. Uno siente que algo ha dejado». Es el caso de Luis Rivas, en el rol de Tamino, quien cursó estudios de Pedagogía en Educación Musical antes de concursar por un puesto en el Coro del Teatro Municipal de Santiago. «También ver cómo los alumnos actuales del Departamento de Música se entusiasman con esto y se desempeñan como solistas, en el coro, o tras bambalinas». En efecto, entre los muchos estudiantes de Pedagogía en Educación Musical que participaron de la producción, Arturo Espinosa interpretó a uno de los hombres armados.

Es así como la comunidad universitaria se va integrando al quehacer cultural de la ciudad, con personas que con voluntad y optimismo van poniendo su grano de arena para que nuestra escena local aspire a altos estándares de calidad. ¿Quién sabe? Quizá el día de mañana veamos a alguno de esos alumnos involucrado en la producción, o en un escenario internacional. Y en cuanto a nuestro querido maestro Mateo Palma, esperemos que este paso lo incentive a participar en futuras producciones. Porque, como pudimos ver en el escenario, le queda voz para rato.

 

Fuente: Nicolás Masquiarán Díaz

 

 

 


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