Entrevistas: Revelando el arte de la fotografía bajo la mirada de cinco ex alumnos UdeC
En agosto se celebró el mes de la fotografía a nivel mundial, diversos hitos como conversatorios, lanzamientos y exposiciones online dieron cuenta a nivel institucional de los aportes de este lenguaje al campo de las artes visuales, permitiendo comprender su relevancia en el panorama actual de las artes. A partir de esto, cinco destacados fotógrafos/as ex alumnos/as de la Universidad de Concepción, conversan acerca de su producción y rol de este lenguaje en el contexto actual.
Sol Jorquera, Sebastián Rivas, Carlos Erices, Mónica Valencia y Claudio Quiróz egresaron del Departamento de Artes Plásticas UdeC en distintas generaciones, especializándose en áreas como producción visual, gestión cultural y pedagogía, aproximándose desde distintos ámbitos al lenguaje fotográfico. Cinco miradas que plantean que la riqueza de la fotografía se atisba en la multiplicidad de usos y formas que permite esta técnica de reproducción de imágenes.
Si bien su desarrollo refiere a la Europa de comienzos del siglo XIX, la fotografía logra posicionarse rápidamente en Chile. Así lo indican diversos hitos de la historia de esta técnica en nuestro país: en 1897 se lanza la publicación semanal de fotografías Revista Ilustrada de Santiago, y 20 años antes, Carlos Díaz y Eduardo Spencer habían registrado al cuerpo militar en la Guerra del Pacífico. Adentrado el nuevo siglo, su masificación se presentó por el creciente desarrollo de los medios de comunicación escritos, como revistas y también periódicos, siendo un importante documento gráfico para representar temas de contingencia, ejemplo de ello, son los registros de la primera Guerra Mundial, y en lo local, la expedición etnográfica de Martin Gusinde, entre 1918 y 1924, quien llegó a Tierra del Fuego con el objetivo de estudiar y registrar fotográficamente a la cultura de las primeras naciones selk’nam, yámanas y kawéskar. Años más tarde, se creó la Unión de Reporteros Gráficos de Chile (1938), institucionalizando el vínculo entre fotografía y el oficio del periodismo de aquellos años.
En paralelo, el artista multidisciplinario característico del modernismo y de las vanguardias históricas, Man Ray, presentaba otra mirada y sentido de la fotografía: en 1922 produce las «rayografías» sin una cámara, colocando objetos como las chinchetas, la bobina de alambre y otras formas circulares utilizadas, directamente en una hoja de papel fotosensibilizado y exponiéndolas a la luz. El artista, había fotografiado objetos cotidianos antes, pero estas imágenes únicas y visionarias pusieron la figura del fotógrafo a la par con los pintores de vanguardia de la época. Flotando entre lo abstracto y lo representacional, las rayografías revelaron una nueva forma de comprender la fotografía como obra de arte.
Del mismo modo, varias décadas después, la Escena de Avanzada chilena, le otorgará un lugar predilecto a la fotografía en su producción artística: en Santiago, el colectivo CADA, y los artistas Carlos Leppe y Catalina Parra utilizaron sistemáticamente el dispositivo fotográfico; en Concepción, sucedían prácticas afines en agrupaciones como el ColectivoArte8 y el Taller Marca, conformadas por los ex alumnos del Departamento de Artes Plásticas UdeC Pilar Hernández, Iván Díaz y Ricardo Pérez, quienes trabajaron principalmente con fotografía en diversas producciones visuales, las que, en palabras de la ensayista e investigadora Nelly Richard, tenían por objetivo regirse por las claves operativas de la discontinuidad, la exposición del fragmento y el montaje de la imagen ausente en Memoria del arte y traza fotográfica (2016).
Siguiendo en el Biobío, a mediados de los 80, el profesor emérito UdeC Edgardo Neira, bajo la dirección de Enríque Ordóñez impulsó, gestionó e inició la asignatura de Fotografía Análoga como disciplina clave en la formación de los profesionales especializados en la imagen. Al no contar con laboratorio, se inició la asignatura de forma teórica tratando aspectos tales como historia y técnica, para luego, el segundo semestre de 1989 dar inicio a un pequeño e improvisado laboratorio a la producción fotográfica con cámaras estenopeicas y reflex, abordando procesos de revelado de películas B/N y su posterior positivado. Colaboró como alumna ayudante, la hoy docente Virginia Rioseco, ya titulada como Fotógrafa en la Escuela Fotoforum de Santiago, y que en esos días terminaba sus estudios de Licenciatura en Educación con mención en Artes Plásticas.
Posteriormente, bajo la Dirección de Eileen Kelly, se reabre la Licenciatura en Artes Plásticas con menciones, contemplando la asignatura obligatoria de Fotografía en la malla de formación. La profesora Rioseco ingresará como docente y se desempeñará hasta la actualidad en la enseñanza de la fotografía en cámara oscura, cámara análoga y técnicas experimentales. Al culminar la década de los 90, varios docentes colaborarán e impulsarán la incorporación de las nuevas tecnologías como línea de desarrollo para la creación artística (como el Proyecto Enlace Gráfico) y la implementación de un Laboratorio de Medios Digitales para la formación de los/as estudiantes. Desde el 2001 a la actualidad, destaca la labor del fotógrafo y docente Fernando Melo en asignaturas que vinculan lo análogo y lo digital, el procesamiento digital de la imágen y también la fotografía contemporánea.
La enseñanza de estos docentes ha impactado en muchos de los/las estudiantes que inclusive, como exalumnos/as, han vuelto al Departamento de Artes Plásticas a participar de espacios de formación y transferencia de conocimiento. En ese sentido, la importancia de la fotografía en el campo de las artes visuales invita a reflexionar acerca de las tensiones, posibilidades y rol de este lenguaje en la actualidad. Para ello, revisaremos cinco miradas que direccionan este relato.
Sol Jorquera egresó de la carrera de Artes Visuales en la Universidad de Concepción con el título de Productor Visual, enfocando sus aprendizajes principalmente en fotografía y video. Quien plantea que la fotografía tiene una multiciplicidad de concepciones, donde todas se complementan entre sí: “Podría decir que me siento más a gusto con la fotografía como obra, sin embargo, el conocer la fotografía desde las artes visuales me permitió poder trabajar y experimentar en las diferentes formas que ésta tiene, sin un mayor prejuicio de lo que es o debiese ser. En este sentido ha sido importante no encasillarme en un tipo de fotografía, sino explorar sus posibilidades en relación a mi propio proceso creativo o necesidad”.
Complementando: “Mi acercamiento a este lenguaje partió en los primeros años de carrera, tomando cursos de fotografía estenopeica y análoga aprendí a trabajar desde la experimentación con la cámara y los soportes de la imagen, para luego seguir explorando en la fotografía digital. Teniendo el constante cuestionamiento acerca de cuáles son las posibilidades técnicas de una cámara digital y qué imágenes pueden resultar de la experimentación con ésta, surgieron una serie de preguntas en torno al paisaje fotográfico que me permitieron desarrollar varios de mis proyectos, por ejemplo ¿cómo es entendido un paisaje a través de una fotografía?, ¿cuáles son las posibilidades de lectura y de identificación con la imagen?, ¿y cuáles son los límites de la experiencia fotográfica?”
Sebastián Rivas, titulado de Gestor Cultural UdeC, está enfocado en administración cultural y producción fotográfica. Para él, la mirada multipropósito de la fotografía permite adentrarse en un campo llano, que posibilita la utilización de un lenguaje con múltiples sentidos: “Desde niño, siempre he tenido un fuerte acercamiento y facilidad hacia la gráfica y a la fotografía. Desde los 11 años tengo el privilegio de tener una cámara en mano y poder registrar y experimentar con todo a mi alrededor. Al entrar a la carrera de Artes Visuales se me abrió un mundo muy complejo de conceptos y prácticas que me hicieron entender la idea y la fundamentación detrás de un trabajo. Los tecnicismos no lo son todo, hay un área tan o más importante que ésta, y es la poética y la permeabilidad con el contexto que nos rodea”.
A esto agrega: “La fotografía puede ser obra, registro o archivo, depende la perspectiva. Más bien me gustaría plantearlo de otra manera. Siento que la fotografía es registro, se transforma en archivo y puede llegar a ser obra. Personalmente, me he acercado mucho a la fotografía digital y análoga como archivo de memorias. Fotografío lo que quiero evidenciar y recordar. También, en conjunto con el colectivo fotográfico Caja de Cartón, he tenido la oportunidad de acercarme a varios archivos fotográficos de familias de diversos sectores del país, lo que me ha permitido conocer otra arista de lo que es el registro, su archivo, y la importancia de la imagen en la memoria colectiva”.
Carlos Erices es profesor de Artes Visuales UdeC y Gestor Cultural, quien se dedica principalmente como investigador y formador en diversas técnicas artesanales de fotografía en sectores rurales. Él plantea que la fotografía es un proceso de descubrimiento, donde no existe una sola mirada, sino que todas sus concepciones se entrecruzan: “Creo que me siento cómodo con todas las facetas, ya que incursionar en el ámbito de la fotografía química para el desarrollo de trabajos autorales, me ha llevado a investigar sobre las interacciones del medio para su conservación. Si bien cuesta trabajo realizar un daguerrotipo o colodión húmedo, no sacamos mucho en que ese tiempo invertido se vea afectado por el deterioro o por diversos factores. A la vez, me resulta muy interesante, experimentar con diversas técnicas, conocer cómo se comportan, luego utilizar sus características para el desarrollo de proyectos autorales”.
Mónica Valencia, es Licenciada en Artes Visuales UdeC y se ha dedicado a la producción fotográfica con técnicas análogas. Desde su experiencia, la fotografía ha sido un espacio de desarrollo de imaginarios, utilizando el soporte de la fotografía como lenguaje de creación: “Mi interés por la fotografía se inicia pasado mi adolescencia, fue súper tardío, me hice de una primera cámara por curiosidad, ya que era de plástico y colorida, super experimental y más ornamental que funcional, ya que era una Lomo. Las primeras películas me lanzaban más errores que una imagen nítida y en composición, eran objetos desenfocados, pero que en formas y colores eran llamativas, con ello surge la curiosidad por la fotografía experimental, pero siempre en el ámbito de lo análogo. Una cosa lleva a la otra y estudié un par de años diseño gráfico, con la misma inquietud de trabajar lo relacionado a la imagen, pero no fue lo más acertado, así que artes visuales me parecía lo más idóneo como aprendizaje y desarrollo de materialidades, además de darme las herramientas correctas para reubicar mis intereses y lo que quiero lograr en una obra plástica”.
Enfatizando: “Cuando entré a la carrera, iba con la predisposición a hacer más fotos, a usar mis herramientas de creación, trabajar en el tema fotográfico en ámbitos diferentes a los convencionales, además de “afinar el ojo”, de alguna forma fue difícil porque la escuela en sí te guía por la pintura, el dibujo, y similares. Pero siempre me interesó trabajar ese lado fotográfico de las cosas. Siento un profundo romanticismo por el oficio, disfruto desde el proceso de identificar algo que me interese, hasta cuando me reencuentro con esa fotografía en unos meses más, lo tangible de la foto análoga lo hace incomparable, tiene ese espectro íntimo, todo lo que hay detrás simplemente es magia”.
Claudio Quiróz es Licenciado en Artes Visuales y fotógrafo, quien menciona sentirse más cómodo con el sentido de la fotografía como obra de arte, pero a la vez, no cree en miradas absolutistas. Su trabajo, está orientado hacia la idea de representar la riqueza de la subjetividad a través de este lenguaje: “Mi objetivo es estimular una toma de conciencia de ello, de responsabilidad respecto de lo que percibimos, para, de este modo, avanzar hacia el respeto de las percepciones y visiones de nuestros otros, a convivir con la multiplicidad de universos y colaborar en la configuración de un mundo que nos acoja amorosamente a todos. En términos prácticos, lo que hago es producir imágenes de esos “espacios de incertidumbre” que encuentro en el follaje vegetal, los cuerpos gaseosos como nubes, humo, en el fuego, en las manchas, grietas, tierra, y donde sea que mi propia mente figure algo gracias al fenómeno de la pareidolia. Con esos espacios construyo mis ángeles y demonios”.
¿Cuáles son las posibilidades de la fotografía en el contexto actual?
Sol plantea una arista muy importante en torno al rol de la fotografía: su inminente presencia en la vida cotidiana de las personas, por la globalización y el amplio acceso a la tecnología y la telefonía celular. Si bien es posible plantear una mirada crítica respecto a la masividad y exceso de contenido fotográfico, es importante entender esta masificación como una aporte a la experimentación y al ejercicio de producción visual: “Vivir los cambios sociales, y la crisis producto de la pandemia en la actualidad, sería muy distinto si no existiera tal nivel de masividad de las tecnologías. Es por esto que considerando la fotografía como un lenguaje, me parece muy enriquecedor que cada día más personas puedan tener acceso a ella, porque de esta manera se accede a nuevos conocimientos desde lo visual, aprendiendo de la realidad de otras/os a través de la imagen cotidiana que cada una/uno desea compartir”. Agrega a lo anterior: “Frente a esta misma apertura de la fotografía, surge también la importancia de la consciencia frente a la lectura de las imágenes que nos llegan y qué hacemos. Visto desde una mirada tanto social como profesional, la masividad y constante flujo de la información visual, nos invita a preguntarnos ¿cuál es el contenido visual que deseo ver?, ¿cuánto deseo ver?, y por otra parte ¿cuál es el contenido que deseo compartir? La posibilidad de acceder al lenguaje de la fotografía abre las puertas para el aprendizaje y la creación, y desde mi perspectiva este acceso debe estar acompañado de ese constante cuestionamiento”.
Según propone Sebastián, la fotografía puede ser entendida como un instrumento que es parte de una cultura visual apabullada en información, que serviría para ver y comprender nuestro entorno, así como también ser un ejercicio de registro patrimonial que evidencia nuestro pasar por el tiempo: “Hoy la fotografía se presenta como un amplio elemento incubador de realidades visuales, a raíz de lo que he vivido este último año en el mundo del estallido social, la violencia policial y la pandemia, el rol de ésta se me ha presentado como un elemento muy importante al momento de evidenciar y denunciar las injusticias y el contexto que estamos atravesando. Lamentablemente la imagen líquida, se ve fragmentada y manipulada por un sin fin de tendencias sociales, tecnológicas y políticas, llena de filtros de tiktok, selfies, campañas y ofertas que han coartado el sentido de ésta. Una naturaleza que es bombardeada por una saturación excesiva de visualidades provenientes de las redes sociales, lo que distorsiona y me hace entender de otra manera lo que es el rol de la imagen en memoria colectiva en el mundo contemporáneo, pues, a diferencia de antes con la fotoquímica, la fotografía digital o imagen, se encuentra lamentablemente alejada de la veracidad de los haluros de plata y muy a merced de los medios y sus propósitos comerciales”.
La imagen y la creación están para plantear diversas interrogantes y desarrollar el sentido crítico de percepción de la realidad. Así lo plantea Carlos, quien señala que la fotografía es una herramienta para apreciar diversas complejidades: “Creo que hoy la imagen y la creación, sea cual sea el tipo de expresión, el arte, están para plantearnos diversas interrogantes y desarrollar nuestro sentido crítico de la realidad. Podemos apreciar como las diversas disciplinas se manifiestan ante diversas complejidades. La fotografía nos cuenta diversas posturas ante un hecho, impactando con la realidad o dando espacios a la imaginación que hacen cuestionarnos el sentido explícito (realidad/ficción), abriendo el diálogo ante una imagen, como un lenguaje visual que permite una rápida lectura. Creo que la fotografía está ahí, atenta, para agudizar nuestros sentidos, llegando a la metacognición a través de la observación y dispuesta a denunciar, registrar y abrir espacios de diálogo sobre nuestro territorio, mundo interior y colectivo/comunitario”.
Complementando esta idea, Mónica plantea una mirada distinta y más vinculada al pulso de la sociedad, donde este lenguaje puede ser también un espacio de visibilización de procesos históricos y sociales, a propósito de la revuelta social de octubre de 2019: “Lo que sucedió con la fotografía en período de revuelta fue un remezón en muchos sentidos, lo mismo que en el ámbito visual, ya que es una herramienta sumamente fidedigna, por lo tanto todo lo que sucedía se registraba fotográficamente y al instante, lo crudo de la situación se podía mostrar sin maquillaje, la información no podía ser negada, por lo mismo el fotógrafo toma una posición protagónica en momentos tan críticos. Su rol es visibilizar, difundir, registrar y archivar, crear memoria e incidir en nuestra identidad social. Reiterar la posición de la fotografía como un medio importante de interpretación de lo real, no tan sólo en lo expresivo, sino que de enorme valor social”.
Agrega que: “En la actualidad la fotografía es una herramienta primordial para las personas, el uso de redes sociales la ha llevado a ser usada masivamente y de las maneras más adecuadas para cada uno. Mediante la fotografía nos presentamos cómo queremos ser, lo que queremos que la personas vean y piensen de mi. En contexto de cuarentena es lo que nos llega más fácil y rápido, no se concibe un presente sin este medio, cambian los propósitos de usos, e inevitablemente pensamos en qué situación sería mejor o peor utilizada la fotografía, y con esto surge la interrogante de si el tema es lo que da valor a esta herramienta, y si los intereses fotográficos cambian o se transforman según acontecen los años”.
Por su parte, Claudio, propone hacer énfasis en el rol de la fotografía por el estatus de “ministro de fe” que se le asigna, por la supuesta capacidad de “mostrar la realidad tal como es”, pero, entendiendo que eso que llamamos realidad es ciertamente un constructo cultural y una interpretación de la realidad: “La pandemia nos ha puesto a prueba y nos ha mostrado oportunidades. Saber leer estos tiempos requiere de la participación, de conjugar de manera completa los verbos. Nos necesitamos, y eso se ha hecho evidente. El mundo requiere muchos cambios y se nos ha dicho a gritos, por las sociedades cansadas de modelos inadecuados, por las naturaleza agobiada por nuestra actitud depredadora, por las nuevas generaciones que han nacido en un entorno que los más viejos estamos aún intentando comprender. La fotografía tiene un rol de punto de partida, cada vez, todas la veces, no de conclusión”.
Por Gonzalo Medina, encargado de comunicaciones del Departamento de Artes Plásticas UdeC.